En Pittsburgh puede que hoy día que por ahí viene el partido de las estrellas los titulares son entre Piratas para los lanzadores A.J. Burnett y Gerrit Cole y entre otros de orden ofensivo como Andrew McCutchen pero cuando bien uno ronda por el PNC Park el Bucanero mayor en la historia sigue siendo la figura de Roberto Clemente.
Desde el downtown llegas caminando al estadio a través del Puente Roberto Clemente; la gran mayoría de los fanáticos se toman múltiples selfies en la estatua de Roberto Clemente antes de entrar al estadio por el lado izquierdo del parque y cuando entras al estadio es la camisa número 21 en todos los colores blanco, oro y negro que más ves en el stand como si fuese todavía el hombre que defendiera el jardinero derecho regular del conjunto bucanero.
A eso, la verja a lo largo del predio del jardín derecho tiene 21 pies en honor al que todavia todos los seguidores de los Piratas le reconocen como “The Great One”.
Pittsburgh sobre 30 años después es Clemente, Clemente, Clemente.
Para muchos boricuas que nunca han estado en la ciudad acerera puede ser chocante como esta ciudad lo convirtió en uno de sus hijos más privilegiados de su historia con quizás mucho más espíritu e ímpetu que su propia Isla de Borinquén.
No hay asiduo beisbolero desde el más jovencito hasta el entrado en edad en Pittsburgh que no conozca quien fue, que hizo y sus números ofensivos en su carrera en las Grandes Ligas. Este dato prácticamente obliga a sus propios peloteros latinos entre otros Starling Marté, Gregory Polanco y Francisco Cervelli que este fue el uniforme donde en una época difícil en la historia estadounidense un latino riñó por los derechos propios de los latinos.
No importa te encuentres con Piratas grandes de su tiempo como Steve Blass y Manny Sanguillén o otros que vinieron después como Kent Tekulve siempre hay al menos una historia que contar del pelotero que en sus días en Forbes Field o en el Estadio Tres Rios instituyó la frase arriba, arriba ! Probablemente sea hasta el título de una película que se va a producir de la vida del gran Roberto.
Todavía si no eres un asiduo del béisbol su figura esta entre los grandes de la historia de Pittsburgh en el Centro Heinz del Instituto Smithsonian y si todavia deseas más esta el Museo Roberto Clemente en Penn Avenue en Pittsburgh.
Es increíble que en Puerto Rico no se ve una vehemencia similar hoy día de la importancia que se le debe dar a Roberto Clemente. Más una isla que necesita grandemente de un héroe en el presente.
Enhorabuena un gran abrazo a cada uno de esos que conocimos en Pittsburgh que nos decían si tu eres de Puerto Rico debes ser en la vida un Roberto Clemente. Al menos yo bien entendí el mensaje. Que sigan así los llamados Piratas.
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