Hoy día mucho se habla y se escribe de jugadores entre otros Carlos Beltrán, Robinson Canó y Miguel Cabrera pero muchos se preguntan sí cuando cuelguen sus ganchos terminarán entre los mejores de todos los tiempos.
Esa respuesta en la mayoria de las ocasiones las dá el Salón de la Fama donde en unos años sabremos si entre otros Pedro Martínez, Iván ‘Pudge’ Rodriguez y Omar Vizquel serán inmortalizados en Cooperstown. Hay que esperar cual será el futuro pero mientras para muchos ese mejor de todos en el actual pabellón muchos entienden lo fue Roberto Clemente.
Hace 41 años el 31 de Diciembre de 1972 partió en vida en una misión al tratar de ayudar a los damnificados de un terremoto en Nicaragua. En el presente una infinidad de libros se han escrito de su vida y hasta una obra músical tomó escena en el afamado Broadway en la Ciudad de Nueva York.
En el terreno de juego Clemente con todo sus atributos, honores y reconocimientos por 18 temporadas no fué realmente que se le reconoció como un grande hasta el 30 de septiembre de 1972 en una tarde fría y nublada en el Estadio Tres Ríos de la Ciudad de Pittsburgh que el idolo de la Isla del Encanto conectó su indiscutible número 3,000 en su carrera. Un doble entre el bosque izquierdo y central que llegó hasta la verja frente al lanzador Jon Matlack de los Mets de Nueva York.
Por cosas de la vida fue su último inatrapable en temporada regular en su carrera. Esa campaña conectó solamente cuatro inatrapables en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional frente a los Rojos de Cincinnati.
El resto es historia. Clemente le fué retirado su número 21 por la organización de los Piratas; fué exaltado en 1973 al Salón de la Fama y el béisbol organizado entrega anualmente un galardón que lleva su nombre aquel pelotero que se exalta dentro y fuera del terreno de juego.
Es muy cierto que muchos debaten que sí se toma la mítica marca de los 3,000 hits esta fué superada por Rod Carew y Rafael Palmeiro pero no se le puede quitar que Clemente fué el primero y cuando logró esa gesta era solamente el pelotero número 11 en la historia de llegar a tal distintivo. Hoy día 28 peloteros han llegado a tan importante vitola en la gran carpa.
Los números ofensivos de Clemente han sido superados por muchos pero nadie le puede quitar que fué el pionero del respeto que gozan los latinoamericanos hoy día en todas las mayores por sus hazañas en el terreno. Más aún se le reconoce como uno de muy pocos que fueron más allá de su deber con el bate y el guante.
Quien será un próximo que lo emulará en un futuro el tiempo nos lo dirá pero su imagen de héroe debe perdurar para la eternidad. Una vez más, para estas fechas esta columna le pertence al que el mundo no debe olvidar...Roberto Clemente.