En estos momentos que el Comité Internacional Olímpico anunció en la ciudad de Monaco una serie de reformas que ha dado una gran esperanza a los fans del béisbol mundial a las posibilidades que regrese el deporte del guante y el bate a los juegos de los cinco aros en Puerto Rico de muchos en América Latina tiene que ser una noticia de plácemes.
En la historia borincana en Juegos Olímpicos su única presea que no aparece en el historial oficial fue una medalla de bronce en béisbol. Tal fue en los juegos de 1988 en Seul donde ese año fue uno de tipo de demostración ya que se oficializaban los diamantes olímpicos en el certamen de Barcelona 1992.
Ese año en terruño español Puerto Rico arribó en quinto lugar en certamen que Cuba se adjudicó la presea dorada. Esa fue la única participación perdiendo futuras esperanzas cuando en el 2008 en Beijing terminó el béisbol como deporte del programa olímpico.
Si algunos recuerdan mis andanzas por este tema olímpico cual llevó muchos años escribiendo sobre el mismo saben que esto de los grandes ligas en este certamen seria un gran sueñao realidad.
Por esas cosas de la vida buscando en archivos de antaño encontré una columna que escribí en Enero de 1992 para El Vocero de Puerto Rico y parte fue reproducida por Baseball America en el cual entre varios columnistas exponíamos quienes podían formar parte de un equipo de ensueño de los Estados Unidos y Puerto Rico.
Vale recordar que para aquellas fechas se discutía sí para los Juegos de Barcelona podría haber sido una posibilidad que los jugadores de las Ligas Mayores se pusieran los ganchos con carácter olímpico.
Aquel sueño junto a los editores de Baseball America se fantaseo en aquel entonces con un conjunto de Estados Unidos con Craig Biggio como receptor; Will Clark en la primera base; Ryne Sandberg en la segunda; Robin Ventura en la tercera y en el campo corto Cal Ripken Jr. Los jardines estarían compuestos por Barry Bonds, José Canseco y Ken Griffey Jr. y el bateador designado lo seria Frank Thomas. El lanzador Roger Clemens seria el as del equipo soñado.
Como parte de esa columna especial mi designación fue la novena de ensueño boricua y mi escogido en aquel entonces fue en el cuadro interior el receptor Iván Rodríguez; en la primera base Bobby Bonilla; en la intermedia Roberto Alomar; en la esquina caliente Edgar Martínez y en el campo corto Carlos Baerga. En los jardines Iván Calderon, Juan “Igor” González y Rubén Sierra y el bateador designado Danilo Tartabull. El as del grupo de serpentineros lo seria Omar Olivares.
Hoy se anda compartiendo que las posibilidades de regreso al ruedo olímpico podrían ser por vez primera en los juegos de Tokio 2020. Puede que falten seis años pero seguro muchos asiduos en la Isla del Encanto pueden estar comenzando a pensar nombres y posiciones de su equipo de ensueño.
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