Albert Einstein una vez dijó “el nacionalismo es una enfermedad infantil; es el sarampión de la humanidad”.
Quien diria que su frase hoy día puede traducirse al béisbol y bien se le aplica a esa isla llamada del encanto y sus compositores que le llamaron la perla del caribe. Ese terruño es Puerto Rico.
Puede que esta columna sea de esas que a cualquier cronista deportivo le sale del corazón pero no hay quien le robe a nadie un momento tan grande e historico como la gesta lograda por la tropa dirigida por Edwin Rodríguez.
La novena borincana desde que se anunciaron las llaves del Clásico Mundial de Béisbol nadie les daba oportunidad en el llamado “grupo de la muerte”. Las selecciones de República Dominicana y Venezuela en papel tenian todas las herramientas para llevarse de segurola los pasajes para la segunda ronda celebrada en el Marlins Park de Miami.
Para Puerto Rico muy poco eran sus augurios y los pronósticos eran grises. Era su primera edición que no estaban nombres como entre otros Carlos Delgado, Iván “Pudge” Rodríguez ni Bernie Williams y entre lanzadores Javier Vázquez.
En papel solo se apostillaban los nombres grandes de los Cardenales de San Luis Carlos Beltrán y Yadier Molina. Nadie hablaba de posibles heroes entre otros Mike Aviles, Angel Pagán y Alexis Rios. Menos entre otros los Luis “Wicho” Figueroa y Carlos Rivera.
Mucho menos sus abridores pautados Giancarlo Alvarado, Nelson Figueroa, Orlando Román y Mario Santiago que hasta en su propio patio existian grandes interrogantes en sus roles de primeros protagonistas.
Cierto es que los de Borinquén jugaban en primera ronda en su hogar en el Estadio Hiram Bithorn pero habia incertidumbre y suspicacia que más que amor patrio el conjunto lo podia hacer mejor en el diamante.
En resumen victoria frente a Venezuela en la primera ronda; Italia y Estados Unidos en la segunda y eliminar al bi-campeón defensor del torneo del Japón los ha puesto en una palestra que ni sus afamados equipos de baloncesto han logrado en la historia en buscar el campeonato mundial de un deporte.
Puerto Rico fue rey del deporte del guante y el bate en 1951 cuando se le llamaba la Copa Mundial de Béisbol. En la misma llegó a la gran final en 1973 y 1976 pero en ambas ocasiones cayeron vencidos ante selecciones de Cuba.
Mucho se puede hablar de aquel equipo de ensueño de 1995 que ganó la Serie del Caribe en San Juan pero hay que aclarar aquel fue un evento. En esta ocasión sea Dominicana o Holanda su contrincante se estará buscando ser el monarca del mundo.
Sueño o realidad para Puerto Rico solo el tiempo nos lo dirá.
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