“Si lo puedes soñar, lo puedes hacer”. Así dijo una vez Walt Disney probablemente uno de los ilusionistas más grandes de la historia. En estos día algo de esperanza se vuelve a soñar en toda Cuba. Ese anhelo políticamente bien muchos lo conocemos pero para nuestro diamante escrito nos vamos a mantener en el béisbol.
Mucho se ha escrito y dicho de las relaciones de la Tierra de José Martí con la del Tío Sam pero como también dijo Walt Disney en una ocasión en “el valor de la fuerza de voluntad abre caminos”. El turno al bate es de Cuba.
El futuro inmediato no está escrito en piedra por razones que muchos conocen que no tienen que ver nada con el deporte pero muchos esperamos que la visita de los Rays de Tampa Bay si sea en esta ocasión una apertura que muchos esperaron cuando aquella visita en 1999 de los Orioles de Baltimore.
En cuanto a peloteros es hora que todo aquel que tiene el talento tenga la libertad completa del paso al considerado mejor béisbol del mundo. No más escapes de ningún tipo; agentes de intrigas y paradas innecesarias al terruño de su vecino país a su norte.
Vivimos en un mundo económico y es tiempo que aquellos dotados para jugar con los grandes el deporte del guante y el bate igual que por temporada Adolfo Luque soñó en sus tiempos con $12 mil; Minnie Miñoso con $35 mil; Luis Tiant con promedio de $200 mil y Tany Pérez con promedio de $275 mil, hoy Yoenis Céspedes las tiene consigo para obtener esta campaña sobre $20 millones del bolsillo de los Mets de Nueva York.
Desde el 2006 que le dió vida global al deporte el Clásico Mundial de Béisbol porque no que sea el momento que se decida que entre otros un José Abreu, Adeiny Hechavarria y Yasiel Puig puedan vestir la franela de su patria. Que un José Fernández pueda comenzar un partido por su Cuba y cerrarlo Aroldis Chapman.
Quien sabe si estos incentivos a sus peloteros cambie la atmósfera que vive hoy día su serie nacional en la isla.
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