El show de Ozzie Guillén parece que llegó a su fín. Con sus últimos comentarios como dirian en mi barrio el dirigente de los Marlins de Miami en buen argot popular botó la pelota de jonrón de cuatro esquinas y metió las patas hasta el plato.
Al escribir estas lineas al menos el mundo beisbolero conoce muy bien que el manda más venezolano en una entrevista a la revista Time dijo que amaba al dirigente cubano Fidel Castro y que le admiraba por haber logrado estar en el poder durante tanto tiempo.
“Mucha gente ha tratado de matar a Fidel Castro en los últimos 60 años, pero ese hijo de... todavía está ahí”, comentó Guillén en su entrevista.
Por muchos años le hemos escuchado a Guillén hablar de todo un poco. En respecto al béisbol su opinión de la Serie del Caribe, del Clásico Mundial de Béisbol y mil quinientas otras citas de su parecer de un sín número de temas cuando fué coach de los Marlins en el año campeonil del 2003; como piloto de los Medias Blancas de Chicago y ahora como jefe de los Marlins.
Lo hemos escuchado hablar también de otra gran cantidad de sus ideas pero en esta ocasión bien sabe el haber sido Ozzie es Ozzie no le salió nada de bien. Como el mismo fué citado estoy seguro que desde que leyó la entrevista no ha podido dormir y expresó que bien sabia lo que iba a desencadenar por sus palabras.
Es cierto que en los Estados Unidos es el pais que te puedes parar frente a la Casa Blanca y decir todo lo que te parezca en referencia al Presidente de los Estados Unidos. Santo y bueno estas ejerciendo tus derechos que están escritos en la primera enmienda de la Constitución entre otras el componente más básico de la libertad de expresión que es el derecho a la libertad de palabra.
Por otro lado, desde los tiempos de los padres del terruño estadounidense también se estableció que la libertad de expresión significa poder opinar lo que uno quiera, de denunciar injusticias y pedir cambios pero también termina donde empieza la libertad de expresión de otro. Y aunque no escrito ser inteligente al abrir la boca.
Siempre escrito en mis columnas que no me meto en política pero sí bien lo analizamos es hora que ponga en razonamiento en lo que de verdad es su sentir y lo que dice.
Guillén puede que tenga alguna opinión de gente de la raza negra pero estoy seguro ni se le ocurriria dar una opinión en contra de Martin Luther King en medio de la ciudad de Atlanta. Como al igual sí es de razonar no se le ocurriria dar su vista de los dominicanos y boricuas en la ciudad de Nueva York; de los mexicanos en Arizona, California y Texas o dar un discurso a favor de Hugo Chavez en el corazón del Doral en Miami. Esta última bien la entienden sus compatriotas venezolanos.
El tema de Cuba por mucho tiempo ha sido un tema de mucha sensibilidad en especial en la ciudad de Miami y tocó un tema que no debió tantear no importando como piensa o sienta en su cabeza. Guilllén debio haber pensado que 32 % de la población del Condado Miami-Dade es cubana. El nuevo estadio de los Marlins está en el corazón de lo que se le conoce como La Pequeña Habana y está empleado por una franquicia que bastante trabajo le ha dado convencer que pertenece a Miami. Con todo y su espectacularidad el nuevo Marlins Park ha estado más en la palestra de controversias que por sus dotes de un gran diamante beisbolero.
Guillén puede que hable de ahora en adelante con dignidad y honestidad pero en una ciudad que el poder político y la económia local que de una forma o otra es sustentada por cubano-americanos el precio a pagar quien sabe lo que ocurrirá no importando lo que diga en su declaración pública y ya el béisbol de las Grandes Ligas ha dejado saber que tomará cuentas sobre el asunto.
Guillén bien sabe que su acción le tomará más que un “I Love You Miami”. El tiempo nos dirá.
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